Sin desperdicio. El 11 de Febrero del presente año los líderes de la extrema derecha venezolana, Antonio Ledezma, Leopoldo López y María Corina Machado, publicaron un laxo y macilento Comunicado en la prensa nacional. Ese día el precitado documento pasó sin pena ni gloria en la tertulia política por su bajo contenido discursivo, a pesar de su difusión a página completa en distintos medios de circulación nacional. No aparentaba mayor pretensión que ser otro panfleto opositor, preñado de las necedades, añoranzas y frustraciones que la extrema derecha viene acumulando en los últimos años por sus recurrentes errores políticos y por el mínimo apoyo que tiene en las masas populares.
Analizando el contenido del texto encontramos que esta derecha inmoral se atreve a señalar que “…el desastre que vivimos responde al proyecto de una élite sin escrúpulos de no más de cien personas, que tomó por asalto al Estado para hacerlo totalitario, que se ha apoyado en grupos violentos y en un militarismo de cúpulas corruptas para controlar a la sociedad a través de la represión”. Esta miope derecha desconoce que cuando se refiere a “no más de cien personas”, a “grupos violentos” y al “militarismo” está menospreciando a millones de venezolanos, al pueblo revolucionario, trabajador, honesto y humilde que día a día se levanta a construir patria. También de manera soez, menosprecia e insulta a nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Esta derecha cobarde, insulta en su Comunicado a la gran mayoría del país.
En su tergiversado análisis de la situación del país y de las consecuencias de la guerra económica, la burguesía parasitaria y oligárquica se da el tupé de omitir y pasar por alto su altísima cuota de responsabilidad en los niveles de miseria, exclusión y hambre en que se encontraba el país antes del triunfo del Comandante Chávez. Allí eran solo dos grupos los que mandaban, las elites de AD y Copei, con sus barraganas y testaferros, que esquilmaron y robaron la riqueza de la patria en beneficio propio. La “emergencia humanitaria” que mencionan existió en los años 80 y 90 porque más del 70% de la población estaba bajo niveles de pobreza. Esto no ocurre hoy día porque la Revolución Bolivariana se ha ocupado de proteger a la población más vulnerable redistribuyendo la riqueza nacional en beneficio de todos.
El llamado a “construir un acuerdo para conducir la transición en paz” no es más que un nuevo intento para incrementar las acciones desestabilizadoras con el fin expreso de provocar el “derrumbe del régimen”, como lo sueñan los agentes de la extrema derecha aún sobre los huesos y la sangre del pueblo chavista, pasando por encima de todas las instituciones y poderes constituidos. El llamado “Acuerdo Nacional” que propone la extrema derecha parece un déja vu del efímero y espurio gobierno de Carmona Estanga.
Con absoluta certeza expresan estos líderes de la extrema derecha que su propuesta atravesará “riesgos, turbulencias y acechanzas de diverso orden”, que de seguro aplacarían como lo hicieron eficiente y mortalmente durante el Caracazo del año 1989.
La agenda propuesta no es más que un temerario plan neoliberal, una agenda de negocios, de dominio y de control total para poner el país a los pies de la burguesía. Destacamos del Comunicado de la derecha las siguientes perlas:
“Liberar a los presos políticos”. Pareciera que ser opositor es sinónimo de impunidad. Ungidos bajo el manto divino oligárquico, cualquier líder de la derecha puede perpetrar crímenes o delitos sin esperar castigo o penalidad alguna. Así gobernaban los adecos y copeyanos, estaban acostumbrados a la lógica “disparar primero y averiguar después”. Por eso sus robos, desfalcos y asesinatos jamás llegaban a instancias judiciales y siempre quedaban impunes.
“Facilitar el inmediato retorno de los exiliados”. Esto si sería bueno aplicarlo, para así presentar ante la ley a esa gran cantidad de prófugos de la justicia que viven protegidos por los Estados Unidos y cuyo prontuario incluye, principalmente, a rateros bancarios y de cuello blanco, golpistas, asesinos y terroristas confesos.
·“Solicitar del sistema judicial la apertura de los procesos a que haya lugar para el castigo de delitos graves cometidos al amparo del poder gubernamental”. Todavía no han tomado el poder y su odio y maldad ya los lleva a planificar el plan de arrase y aniquilación contra el pueblo chavista y sus dirigentes. Tomar la justicia en sus manos, hacer juicios sumariales, eso es todo lo que sueñan. Tendrán que llenar el “Estadio Nacional” (aquí el Estadio Universitario), como lo hizo el maestro fascista Augusto Pinochet, para así aniquilar a todos sus adversarios y enemigos políticos. Se les chispoteó este sueño fascista.
“Rescatar la autonomía de los órganos del Poder Público, designar a sus directivos por las vías constitucionales y rehabilitar la pluralidad política y la soberanía del Estado nacional venezolano”. Nuevamente se les salió el Carmona Estanga que llevan dentro. Estos disociados pretenden con total impudicia deponer a todas las instituciones legalmente constituidas. ¿Para poner a quién? A los suyos, imponer a los agentes de la extrema derecha, a sus socios de negocios. Su talante antidemocrático y fascista es inocultable.
“Restituir plenamente la descentralización, el ejercicio de los poderes regionales y locales y la participación ciudadana genuina que establecen la Constitución y las leyes”. Pretenderán también los disociados, enfermos de carmonismo crónico, derrocar y destituir de un plumazo a los alcaldes y gobernadores elegidos por voto popular. Además con total desprecio hablan de “restituir la participación ciudadana”, será que pretenden también, en su disparatado y disociado proyecto político, aniquilar a los cientos de miles de vecinos y líderes populares que hacen vida en más de 40.000 Consejos Comunales y 900 Comunas que hay en el país. Esta gente es de temer y nunca le ha importado pasar por encima del pueblo.
“Abrir un proceso de despolarización política y de reconciliación nacional”. No explican cómo harán esto, pero imaginamos que intentarán sacarle el cerebro a la mayoría de los venezolanos para borrarles el mayor legado que nos dejó el Comandante Chávez: la conciencia, el orgullo patrio, la independencia y la soberanía. Solo podrán “desporalizar” al pueblo chavista aniquilándolo. Ellos lo saben. El exterminio del adversario es una acción expresamente señalada en todos los manuales y planes de acción de los líderes fascistas.
“Garantizar que sean cubiertas las necesidades de salud de todo el pueblo de Venezuela”. Ya de otros documentos y declaraciones conocemos sus intenciones de expulsar masivamente a los médicos cubanos. ¿Quiénes los van a sustituir? ¿Dónde están los médicos de la MUD? ¿Van a subir cerro? Si es así, por qué no lo hacen de una vez.
“Insertar nuevamente a Venezuela en los circuitos financieros internacionales y obtener de ellos los apoyos económicos…”. Esta perla tampoco tiene desperdicio. Está claro el deseo de los líderes fascistas de entregar nuevamente el país al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial. Así será el nivel de subordinación que esta gente tiene con los agentes internacionales del capitalismo que ni siquiera ocultan su intención de resucitar la tenebrosa “Agenda Venezuela”.
“Desacelerar el proceso inflacionario”. La conveniente desmemoria de estos opositores les hace olvidar que con Caldera y Carlos Andrés Pérez alcanzamos los niveles de inflación más altos en la historia del país. Que además son los agentes económicos vinculados a la oligarquía, sangre de su sangre, los que han promovido y provocado las distorsiones económicas que han afectado a nuestro aparato productivo y a todas las cadenas de comercialización.
“Revisar el estado real de todas las empresas no petroleras que acabaron en manos estatales por la voracidad del régimen y decidir las formas de propiedad y gestión que ellas deban asumir para asegurar su recuperación productiva”. No hay otra lectura posible más que el rabioso deseo de la burguesía para asaltar el poder y recuperar, para su exclusivo beneficio, los medios de producción que hoy están en manos del pueblo y de la clase trabajadora. En términos neoliberales, esto solo tiene un nombre: Privatización. Reducir el Estado a los más mínimos niveles, para ellos ejercer el control y dominio absoluto sobre la economía y la política nacional. No menciona la extrema derecha en su Comunicado que la mayoría de las empresas recuperadas por el Estado, fueron abandonadas y desmanteladas por sus patronos, los cuales huyeron sin cancelar los pasivos laborales de miles de trabajadores. No mencionan tampoco que un puñado de terratenientes y latifundistas concentraban para su beneficio cientos de miles de hectáreas, la mayoría tierras ociosas, donde estos “dueños” jamás pudieron demostrar la tradición legal o la titularidad de las mismas. La burguesía parasitaria se acostumbró a enriquecerse a costillas del erario público y nunca respondió ante la ley por sus faltas y crímenes contra los trabajadores y campesinos, incluyendo la ejecución de sicariatos.
Este conjunto de malsanos deseos no pasaría de ser parte de las banalidades y del anecdotario de la burguesía, frustrada por no poder controlar el poder político, si no fuera porque su publicación y difusión, autorizaba iniciar un plan de operaciones para la ejecución de ataques aéreos contra objetivos seleccionados previamente por los líderes fascistas. El denominado “Golpe Azul” estaba organizado y dirigido por oficiales de la fuerza aérea, previamente captados por grupos de la extrema derecha venezolana y de la inteligencia norteamericana. Su plan criminal consistía en el bombardeo de edificios públicos (dentro de zonas urbanas densamente pobladas) con aviones militares tipo Tucano, con la finalidad de generar destrucción y muerte. Los objetivos eran el Palacio de Miraflores, el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Interior y Justicia, el Consejo Nacional Electoral, la Dirección de Inteligencia Militar y el canal de noticias internacionales Telesur. Gracias a las acciones de inteligencia estas mortíferas acciones fueron neutralizadas y la mayoría de sus complotados fueron presentados ante los tribunales de justicia.
Esta nueva salida violenta encontró el repudio contundente de la gran mayoría de partidos políticos, la Asamblea Nacional, los movimientos sociales, países y organismos internacionales. Todos expresaron su rechazo al plan golpista y al acoso e injerencia de Estados Unidos, por sus amenazas contra la estabilidad democrática y la paz de Venezuela. Todo el mundo expresó su rechazo, todos menos los partidos de la derecha criolla, los cuales nuevamente hicieron silencio y dieron un tácito apoyo a estos intentos supraconstitucionales de acabar con la Revolución Bolivariana.
Está más que claro que esta gente no tiene ninguna posibilidad de lograr sus objetivos políticos por la vía electoral y en el marco constitucional. Por eso su insistencia en las vías violentas, en los golpes secos. La oferta política de la derecha no es para nada atractiva para este pueblo consciente, libre y soberano. Por otro lado, sus miserias y ambiciones son tan desmedidas que no hay forma, en el seno de la oposición, de que logren una verdadera unidad en torno al camino democrático. Este marco de dispersión da caldo de cultivo a la derecha más reaccionaria y fascista para ensayar e intentar sus disparates supraconstitucionales.
La extrema derecha está sola, no tiene apoyo popular. Pero en su agenda, en su mapa político, en su plan de operaciones persiste la generación de violencia, destrucción y muerte. Solo un pueblo alerta, combativo y en la calle podrá derrotar las acciones fascistas. La derecha más nunca volverá.
@richardcanan / Fuente: psuv.org.ve
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