jueves, 7 de enero de 2016

Douglas Bolívar: Perfil incierto de Ramos Allup

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Casi todo lo que ha venido ocurriendo en el país ha estado definido por la guerra intestina permanente en el antichavismo. Para resumir: la guarimba fue un desafío de una corriente facha a otra igual de facha que pretendía atornillarse en el “liderazgo” antichavista a partir de unas primarias que se habían hecho para una coyuntura muy específica: enfrentarse a Chávez en octubre de 2012.

Las dentelladas de estas dos corrientes fachas fueron públicas. Una se quería mostrar ultra radical en verdad no para tumbar al Gobierno, pues no tenía cómo: el chavismo venía de arrasar las municipales. Los otros fachos apostaban por un desgaste social, teniendo en mente una muy bien planificada guerra económica. Este plan fue reconocido públicamente por el fascista portavoz.

 El desempeño de este guerrita estaba siendo milimétricamente vigilada no tanto por el Gobierno como por Ramos Allup, el verdadero verdugo del fascismo amateur y que hoy, quitando las guirnaldas y bambalinas, emerge desde su escenario soñado como una amenaza definitiva contra el “liderazgo” de los pichones y sus amos.

 En 2011, cuando estaba la discutidera en el antichavismo sobre quién enfrentaría a Chávez, Ramos Allup dijo públicamente que aspiraba a ser él.

 Ramos debe estar entre el grupito de políticos venezolanos que no da medio paso si las encuestas no se lo autorizan. Luego de dejar saber que se veía instalado en Miraflores, no se cayó a pasiones y se lanzó una gira de aproximadamente seis meses por los rincones del país para averiguar si su nombre sacaba chispas entre la población.

 Al culminar la parte inicial de su plan, el espejito le dijo con franqueza que no ganaba ni en su casa: así lo aceptó y echó a la basura su idea presidencial. Quedó atrapado en la agonía de tener que apoyar una candidatura extra partido sin tener a quién: de manotazo se adhirió a la de Pablo Pérez.

 Dándose el resultado favorable a una sección nacional del fascismo, los adecos fueron apartados hasta del saludo y ellos, días antes de las elecciones de octubre, respondieron el agravio llevando a su fiesta aniversario al candidato del antichavismo en versión cartón. Total, tal como habían concebido y a pesar de que públicamente decían lo contrario, no sufragaron a favor del jovenzuelo facho. Hacerlo era un acto contra sí mismos.

 Por regla esencial de sobrevivencia: ayudar a derrotar al chavismo implicaba entregarle el garrote a la oligarquía por 100 años, tiempo suficiente para desaparecer a los adecos a punta de garrotazos. Los adecos fueron fustigados hasta no hace mucho por el nuevo fascismo nacional como la muestra de lo que no había que hacer, como muestra de la ignominia.

 Sigue siendo memorable el episodio aquel en que Ramos los llamó lechuguinos, efebos… pero hay otro capítulo que significó la verdadera explosión de la declaración de guerra.

 En las parlamentarias del 2000 AD obtuvo una cantidad parecida de curules a las que tiene en este 2015. Ello fue posible por medio de un truco de magia de Ramos en despecho del fascismo.  Trasladarse quince años en el tiempo de manera invicta entre una oposición que los despreciaba, es algo que hay que destacarle a los adecos.

 A las veintitantas curules adecos del 2000 les correspondía medirse en 2005…las encuestas le dijeron a Ramos que invariablemente las veintitantos se reducirían a dos o una, y que de las pocas que se pronosticaba para el antichavismo, serían capitalizadas por el fascismo. Una auténtica muerte política que ni el chavismo había podido.

 Orientado por las mismas encuestas, realizó una jugada fantástica: jugó posición adelantada y comunicó ante los medios que AD se apartaba de las elecciones porque el CNE tal y cual. Se valió del clima de opinión antichavista y metió al fascismo en esta jugarreta con la que les hundió la daga en los colmillos. Las víctimas de  esta maniobra se han lamentado cansada y públicamente de esta vileza con la que Ramos detuvo la nueva correlación de fuerzas del antichavismo y trasladó la misma del 2000 al 2010, y de allá para acá. Hasta ponerse hoy en el trono inimaginable para desempolvar en grande su idea de 2011.

 Por eso hace lo hace, con piquete a dos bandas: convertirse en el oscuro deseo del chavismo (por defecto) y metérselo con vaselina al fascismo, que todos los días se levanta preocupado ya no por lo que hace o deja de hacer la Revolución sino por las travesuras de Henry.

 El fascismo contemporáneo lo sabe capaz de cualquier añagaza (¡válgame Dios qué expresión tan adeca¡): entenderse políticamente. Luis Emilio Rondón junior y en ese mismo tiempo el TSJ son muestras recientes: el joven facho tronó a través del Twitter exigiendo cuentas: ¿Eso se acordó en nombre de la MUD o a título privado? Fue en diciembre de 2014 y Ramos ni se molestó en enterarse de la alharaca: estaba como todos los diciembres con su blonda esposa al pie de la Torre Eiffel.

 Una vez la Revolución pagó los costos de tirarse una parada histórica, se inició una guerra entre Ramos y Borges por presidir la AN. No era un detalle menor, porque la escogencia iba a decidir los ritmos e 2016.

 Todos los días por email cada bando mandaba notas de apoyos de gremios en favor de sus candidaturas. Henry hasta planeó y logró hacerse tendencia en la red social, mientras que su rival creía contar con suficiente mayoría por efecto del recelo hacia el dinosaurio.

 El dinosaurio sabía que su truco de esta ocasión consistía en saber imponer el método para escoger la presidencia: directa y secreta entre los electos. Conquistada esta meta, pactó con la otra corriente facha: en una primera conversa los llenó de caramelos y apenas al instalarse en el trono les lanzó una bistec para que lo mastiquen durante seis meses: toda una vida para erigirse en dueño y señor del antichavismo y decidir él mismo todo lo que haya que decidir.

 Por cierto, una vez que una de las corrientes fachas supo que la otra había pactado con Ramos, salió el efebo a decir que la “salida” debía anotarse en los anales como uno de los grandes errores. Añadió: no vamos a consentir su reedición. Suponía así que ese era el compromiso de Ramos a cambio de la presidencia de la AN.

 Nada de eso: Ramos ralentizará a la oposición por dentro… porque es lo que le conviene a él y a su AD… al menos por seis meses, en los que la única estrella ha de ser él: quiere morirse llevándose la gloria de haber sacado del ataúd al partido de Rómulo, a quien aspira a irle a llevar esta novedad.

Un plan delirante, porque en verdad el fascismo es mentecato pero tiene controladas estructuras claves y a través de ellas se retorcerá contra la maniobra. Pero cuentan todos  los expedientes en los que Ramos lo ha enyucado. Los rookies fachos acaban de entrar al hibernadero mediático y dentro de la MUD durante un largo semestre, a partir del cual Ramos solo los pondrá a hablar de las elecciones de diciembre de 2016.

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martes, 15 de diciembre de 2015

Humberto Gómez García: La vulgar gestualidad de Ramos Allup y de Radonski

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Trincheras de Ideas

La vulgar gestualidad de Ramos Allup y de Radonski,
retrato en negativo depersonalidades distorsionadas

A escasos días de la circunstancial victoria de la derecha fascista –sostuvieron su votación de las presidenciales de 2013 con un ligero repunte de 5,13%, una pírrica diferencia de apenas 70.403–, por la incorrecta e impolítica decisión de casi dos millones de chavistas que se abstuvieron y con ello le permitieron una indebida e inmerecida victoria a sus enemigos históricos.

Pero bueno, ya eso ocurrió y estamos en presencia, querámoslo o no, de un nuevo cuadro político donde los bolivarianos, chavistas y socialistas somos minoría en una instancia tan importante como lo es la Asamblea Nacional. Desde el punto de vista numérico la fracción parlamentaria del Psuv/Gpp es la que más diputados tiene, una cifra de 51 aguerridos parlamentarios. Le sigue el grupo ultraderechista de primero (in) justicia, luego ad, v(i)p, unt. La sumatoria de la derecha nos duplica y le agrega diez diputados más, sin incluir los emancipados diputados indígenas que por puro agradecimiento al Comandante Chávez se cuadraron con la derecha. Cosas de la vida, Allup desprecia la CRBV, pero en esa Constitución por primera vez se reivindica al universo indígena venezolano, visibiliza 800 compatriotas, pero la mayoría de la masa indígena elige a diputados que irán contra las conquistas alcanzadas.

Después del proceso y que se supo que  el socialismo alcanzó 55 diputados, la extrema derecha 109 y los indígenas 3, los que sin más se les sumaron al fascismo, la mud abrió el teatrino del ridículo y se desató la ansiedad, las ambiciones, los odios, el ‘venimos por la revancha’, comenzando por actuar como si hubiesen ganado la presidencia de la República y no la mayoría de la Asamblea Nacional. En sólo 5 días de transcurridas las elecciones a la Revolución no le queda un hueso sano. Todo el andamiaje jurídico fue amenazado por Fedecámaras, Consecomercio, Fedenaga, es decir, el mundillo empresarial apátrida y conspirador, secularmente atado al capital trasnacional yanqui, fue el primero en vomitar su programa “exigiendo” al nuevo parlamento la derogatoria,  primeramente, en abierto desafío a la clase obrera y trabajadora, de la Ley Orgánica del Trabajo, una de las más grandes conquistas de los trabajadores y promulgada por el Comandante Supremo Hugo Chávez. Para que no hubiesen dudas la representante de Consecomercio aseveró que esa ley no era para defender al trabajador.

Toda la estructura de la oligarburguesía se puso en tensión para la revancha contra el pueblo que se ha beneficiado de la redistribución de la riqueza. Un millón de viviendas construidas, trescientas mil de la vivienda secundaria también entregadas al pueblo; tres millones doscientos cincuenta milpensiones a los adultos mayores; dos millones de estudiantes universitarios, cuatro millones entre computadoras y tablet… Es decir una fabulosa y astronómica suma de millones de bolívares que han sido justicia y pago de una bicentenaria deuda social que esa burguesía dejó insensiblemente acumular durante su mandato desde 1830 hasta 1998 haciéndonos el pueblo más pobre y depauperado del país más rico del Continente Americano.

Esa burguesía parásita tiene casi diecisiete años sin ponerle la mano al erario público, a la renta petrolera. Creen que ha llegado su momento para volver a la bucanería y el entreguismo de las riquezas nacionales a la oligarquía norteamericana. Así ha sido en todas las épocas en que gobernaron directamente o a través de los partidos de la oligarquía política. Por eso, como aquel 12 de abril de 2002, en pleno desarrollo del golpe de Estado, se desbocaron, como ahora, a decir cuanto habían hecho en la conspiración. Hablaron los militares felones, los periodistas tarifados, las televisoras, radios, periódicos impresos que sustituyeron los partidos. Por eso se desbocan y dicen todo lo que piensan hacer a través de sus marionetas diputados de la charca en la AN. Es decir, están cobrando los dineros invertidos

Pero si bien los momios del fedecamarismo engarrotado están alborotados y con orgásmicos anhelos de “recuperar” los 17 años perdidos de aquella gigantesca masa de dinero que se repartió o redistribuyó entre el perraje, los monos, desdentados, negros, mulatos y zambos. Salieron, como era de esperar, buena parte de la vieja generación política jurásica, dixi Ramos Allup o Mandinga Torrealba, y la nueva generación político/oligarca o generación de relevo de la burguesía representada por CaprilesRadonski, el asesino Leopoldo López, su mujercita la Tintori, la Malinche Corina Machado. Todos están en el festín del triunfo y hablando hasta por los codos, pero destacan tres entre el montón de bocones que vienen a derrocar a Maduro y a la Revolución: Ramos Allup, Mandinga Torrealba y Capriles.

Algo que ha llamado poderosamente la atención en estos personajes es nivel de bajeza gestual de Allup y Radonski, la vulgaridad que los deja muy mal parados. Groseros de la peor realea, utilizan los medios comunicacionales, la televisión, la prensa escrita para mostrar ese nuevo estilo político caracterizado por gestos chocantes, totalmente obcenos. Capriles en unas declaraciones alentaba a una masa allí presente a coger por detrás a los chavistas e hizo repetidamente el gesto escatológico de cómo debía hacerse, subía las dos manos y las bajaba en clara alusión al acto sexual. En muchas actividades electorales hizo otras actitudes gestuales de corte vulgar e incluso homosexual sin mayor recato. Es decir, esa gestualidad grosera es un lugar común entre los sectores opositores derechistas pero en esta etapa se incrementa su uso por los dirigentes políticos.Pero se debe destacar que Capriles no es un dirigente político de rango menor, ha sido dos veces candidato a la presidencia de la República. ¿Se imagina alguien cómo este personaje tan vulgar, bajo y chabacano como presidente de Venezuela? ¡Dios nos agarre confesados!

Otro ejemplo de vulgaridad, chabacanería gestual es Ramos Allup, además de la de bocón. Este septuagenario presenta en su conducta evidentes rasgos de senilidad, de chochera, ciertos desvaríos psicológicos, pero además da muestras de inmensa maldad, sin referirnos a su pensamiento político decimonónico que le ha valido el honroso título de dinosaurio, rey del parque jurásico de la derecha venezolana. Tremendamente atorrante, un día le dice “mariposos”, “lechuguinos” a sus aliados amarillos que dirige Borges, otros casi los besa. Este personaje es todo un caso. Heredero de los restos del otrora poderosa partido acción democrática, al que contribuyó a destruir en 1998 cuando siquitrillaron al caudillo Alfaro Ucero y se prosternó él junto a toda la dirección adeca ante el oligarca Frijolito I, Salas Römer, que supuestamente iba a evitar el triunfo de Chávez en las elecciones de aquel año. Después éste los pateó y dio una patada por el trasero.

Esta semana Ramos no ha dejado de hablar, parece un radio Motorola. Ataca al gobierno, a la Revolución, al chavismo, es uno de los que más piedras tira, incluso sus compañeros de comparsa derechista le sacan el cuerpo porque es extremadamente imprudente, el ataque a Capriles lo evidencia. Por ejemplo cuando amenazócon botar a todo el mundo en la Asamblea Nacional, en particular a los directivos del Canal ANTV y llamar vagos a los trabajadores de la AN. Igual hizo con los trabajadores de la radio de la AN, al punto que Borges, que está ansiosamente detrás de la presidencia de la Asamblea. Bueno el bocazas Allup le dio pie al Gobierno para traspasar la televisora y la emisora en una Cooperativa a sus trabajadores. ¡Por bocón diputado majunche!

El otro caso es el de ese espécimen que mientan Mandinga Torrealba. El mismo que todas las mañanas se toma un trago de cicuta para entonarse para las diatribas y canalladas del día, declaraciones miserables como las dadas a un medio argentino donde, sin recato, sin medir la barbaridad que estaba diciendo, tuvo el tupé de declarar que iban a sacar los restos inmortales del Comandante Supremo Hugo Chávez Fríasdel santuario donde reposa y es cuidado por su pueblo. Se dice inclusomar –eso no me consta– que amenazó con lanzar sus restos al mar. Tamaña burrada y tan vil provocación es increíble en alguien que está al frente de una alianza de partidos. ¿De qué no es capaz este personaje que sacó del juego político/electoral a la Malinche Machado? Después, como es habitual en los voceros de la derecha, se desdijo y trató de negar lo que había dicho. Una burrada más que le dio armas a Maduro para blindar el sagrado lugar del Cuartel de la Montaña, creó una Fundación que la manejará el pueblo soberano por lo menos por 200 años.
Estas son unas pequeñas muestras del cambio político que se está dando. Esas agresiones de la burguesía al pueblo y de su oligarquía política fortalecen el chavismo que se cohesiona, une y prepara para las batallas que vienen. (13/12/15) (humbertocaracola@gmail.com) (@hgcaracola) (revistacaracola.com.ve)

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jueves, 10 de diciembre de 2015

Susana Martínez: Perdiendo también se gana

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Después de leer y escuchar opiniones de diferentes factores, sobre lo acontecido el 6D, podemos sacar varias conclusiones. Admito, que fue un duro, inmerecido, resultado. Aunque suene fuerte: nada sorprendente.

Sin lugar a dudas, el descontento se convirtió en derrota. Dichos resultados, causó polémicas reacciones. Por una parte, se llamó traidor al chavista que votó por el cambio y sus derivados; esa reacción es normal, después de todo lo que ha hecho la revolución en estos años. De alguna forma, la gente votó contra los beneficios que le dio el gobierno y a favor de los que se lo van a quitar. Suena paradójico ¿no?

Uno se podría preguntar: ¿Quién traicionó a  quién?, ¿El que se benefició con las bondades de la  revolución? o ¿El que con un poder (funcionario)  hizo caso omiso para resolver los problemas? Es muy cómodo, llamar de traidor sólo a una parte de la historia.

Por otro lado, la oposición se aprovechó de las debilidades y usó sus mejores armas: la desinformación y la manipulación. (Ya estamos acostumbrados).  Hizo su mandado imperial: hacer chillar la economía. Y, esto le salió perfecto, porque no recibió una respuesta contundente.

Por esta razón, cabe preguntarse: ¿Quién ganó y quien perdió? La respuesta es obvia, ganó la ineptitud, el retroceso. Perdió aquel pueblo, que aún apuesta por este proceso, que votó con la esperanza de que algún día (no muy lejano), pueda encontrar la solución a sus problemas. Por cierto, es el mismo que  hace colas, que pide a gritos,  que no haya más impunidad, el que tiene muchas preguntas y pocas respuestas.

Por esta razón, como dicen por ahí: a veces perdiendo también se gana. Se perdió, pero se ganó la experiencia de no seguir cometiendo los mismos errores. Si con esta derrota no aprendemos, la próxima será crucial. Bien,  lo ilustra la frase de Ernesto che Guevara: “No se vive celebrando victorias, sino superando derrotas”.

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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Sergio Rodríguez Gelfenstein: ¿Fin del ciclo neoliberal en los países capitalistas desarrollados

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La semana pasada hablamos de lo que se ha dado en llamar el “fin del ciclo progresista” con el objetivo de dar a conocer mi punto de vista sobre el debate que se ha generado en los medios sobre ese tema. Al respecto quisiera recomendar un extraordinario artículo, -que comparto  en su totalidad- escrito por el analista político y periodista panameño Nils Castro, publicado el 14 de octubre pasado en el periódico Página 12 de Argentina, bajo el título “El fenómeno cíclico no se agotó”.

Es un tema abierto que no se extinguirá con las elecciones presidenciales argentinas del 22 de noviembre ni las parlamentarias venezolanas del 6 de diciembre. Tampoco se agotará nunca el acoso imperial a todo aquel que inicie un camino soberano, independientemente que no toque las estructuras del sistema ni con el “pétalo de una rosa”, porque no es eso de lo que estamos hablando, como lo señala Atilio Borón en un reciente artículo, al referirse a las particularidades de los comicios en Argentina.

Pero, oculta tras esa discusión subyace la otra, la que podría llamarse “el fin del ciclo neoliberal en los países capitalistas desarrollados”. Hasta  la década de los 70 del siglo pasado, América Latina marchaba a la zaga de los acontecimientos políticos mundiales. Los movimientos políticos de finales del siglo XVII, del XIX y la mayor parte del XX en la región, respondieron muchas veces a eventos que se desarrollaban fuera de nuestras fronteras. Así, tuvimos el influjo de la independencia de Estados Unidos, la Revolución Francesa, la derrota de Napoleón Bonaparte en 1815, la revolución de Rafael Riego en España en 1820, todas estas, acciones que influyeron de manera sustancial en el curso de las guerras de Independencia. Posterior a ello, la atadura a Gran Bretaña y a continuación a Estados Unidos, hicieron que nuestro acontecer político estuviera permanentemente signado por los avatares que procuraban las decisiones de política exterior e incluso de la política interna de estas potencias, en particular en los ámbitos económico y militar.

Durante el siglo XX, esta situación tuvo relevante particularidad antes, durante y después de las dos guerras mundiales. Al finalizar la segunda de ellas, en 1945, el mundo bipolar y la guerra fría “amarró” indisolublemente a los gobiernos de la región (salvo contadas excepciones) a los designios de Estados Unidos y el capital transnacional.  La confrontación con el sistema socialista desató la más feroz persecución a los luchadores democráticos y revolucionarios, la represión fue institucionalizada mientras los ejércitos latinoamericanos hacían el trabajo sucio, después de su consabido adoctrinamiento en la Escuela de las Américas y otros centros de “estudio”, en los que entre otras cosas, aprendían a perfeccionar los métodos de tortura.

En la década de los 70 del siglo pasado, ya se había puesto fin hacía rato a la política del “Buen Vecino” que Estados Unidos implementó para ganarse el apoyo latinoamericano en su participación en la guerra mundial. La guerra fría estaba en pleno apogeo, y salvo la revolución boliviana de 1952, el intento inacabado de Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954 y los gobiernos de Getulio Vargas en Brasil y Juan Domingo Perón en Argentina, que fueron expresión de un sentimiento nacionalista y democrático que irrumpió en la región, la polarización global, que tuvo poco después su mayor expresión cuando la Revolución Cubana declaró su carácter socialista eran expresión de la fisonomía de una época, que además vio como caían las dictaduras de Perú, Colombia y Venezuela.

Parecía que había un ascenso democrático en la región y una crisis en el control estadounidense de la misma. La respuesta fue brutal, esa década de los años 70 fue testigo del enseñoramiento de las dictaduras más sanguinarias de la historia que pudieron entronizarse bajo el paraguas protector de Estados Unidos. Sin la existencia legal de partidos políticos, ni sindicatos, con la prensa libre acallada, y los parlamentos cerrados, fue fácil imponer modelos neoliberales que permitieron incrementar los niveles de exclusión social, generando ganancias extraordinarias para las empresas transnacionales y las oligarquías locales. Sin embargo, Europa marchaba a contrapelo. En esos mismos años 70, caían una a una las dictaduras fascistas de España, Portugal y Grecia. La democracia florecía en el Viejo Continente. Mientras tanto, una cantidad no menor de líderes políticos latinoamericanos, social demócratas fundamentalmente, vivieron su exilio en Europa, donde fueron aleccionados y comprados por estos demócratas de nuevo cuño que se preparaban para instaurar modelos neoliberales en sus países, a la usanza de lo que las dictaduras hacían en América Latina. Para los social cristianos no fue necesario vivir ese proceso, porque la gran mayoría de ellos fueron cómplices y partícipes de las dictaduras y absorbieron de manera directa, bajo financiamiento de sus gobiernos militares las enseñanzas malignas de la Escuela de Chicago.

Ahora, Europa era la que comenzaba a marchar detrás de América Latina. Después de los desastrosos años 80, llamada “década perdida” por los economistas, el modelo neoliberal comenzó a entrar en crisis y con ello las dictaduras que los sostenían. Paradójicamente, bajo la influencia de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, Europa asumía el neoliberalismo, comenzando la destrucción de los “Estado de bienestar” que había construido al finalizar la guerra.

Pero, el nuevo siglo comenzó a producir cambios más profundos en nuestra región desde la llegada al gobierno del Comandante Hugo Chávez, una nueva camada de líderes comenzaron a desmontar la estructura todavía vigente que sostenía los modelos neoliberales. Sin que ello, significara una transformación profunda de la economía y la sociedad, la respuesta imperial no se hizo esperar. Ahora, por primera vez en la historia, era América Latina la que sentaba las pautas de la política a nivel global. Mientras ello ocurría, Europa se solazaba con sus modelos neoliberales que restringían cada vez más las libertades democráticas y los derechos de los trabajadores.

Quince años después, cuando se habla del “fin del ciclo progresista”, en algunas potencias capitalistas, sus pueblos comienzan a “alebrestarse” y producir ciertos hechos que cuando menos llaman la atención. En  septiembre de este año, en Australia, el primer ministro Tony Abbott fue destituido al perder la confianza en el seno de su partido tras “las numerosas encuestas que mostraban, en los últimos meses, una notable pérdida de confianza entre la opinión pública australiana”. Aunque, su sucesor en el cargo, Malcolm Turnbull,  es un correligionario de su Partido Liberal, el mismo ha manifestado ideas mucho más avanzadas respecto de participación y derechos de mujeres y homosexuales, cambio climático, protección de la niñez e incluso ha sido partidario de establecer el sistema republicano en su país, que es miembro del Commonwealth británico y por tanto súbdito de su monarquía. Australia ha sido un leal aliado de Estados Unidos en la mayor parte de sus aventuras militares. El nuevo primer ministro ha designado por primera vez en la historia a una mujer como ministra de defensa.

En Canadá, el partido Conservador del ex primer ministro  Stephen Harper sufrió una aplastante derrota a favor del partido Liberal y su líder Justin Trudeau en  las elecciones del 19 de octubre en lo que el analista Thomas Walkom, del diario Toronto Star consideró “un repudio a Harper y a su estilo de gobierno”.  Según Walkom, “al elegir a los liberales de Trudeau, los votantes estaban diciendo basta a tanta mezquindad en la política”.

La derrota de Harper, uno de los más importantes socios de Estados Unidos en sus acciones militares en diferentes regiones del planeta es considerada por el periodista argentino-canadiense Alberto Rabilotta como el “repudio a una década de políticas neoliberales que terminaron por arrasar lo que quedaba del Estado de bienestar, un importante referente de la sociedad y la identidad de los canadienses, así como el rechazo a una política exterior derechista, adosada a la OTAN y contraria,(…) a la tradición de más de medio siglo de la política exterior canadiense basada en la búsqueda de soluciones políticas y diplomáticas a los conflictos armados”.

En ese ámbito, el 24 de septiembre el nuevo líder del Partido Laborista británico Jeremy Corbyn, obtuvo una sonora victoria que lo encumbró a la máxima dirección de su partido, sustentada en una plataforma considerada “de izquierda sin compromisos”. El triunfo de Corbyn  con un 59,5% y una inusual participación de 76% es, en primer lugar una profunda derrota para Tony Blair y sus huestes que hizo que el partido Laborista se pareciera tanto al Conservador que sus diferencias tan disimiles eran difíciles de detectar por los electores. En estas condiciones, la opinión pública británica comienza a conjeturar una eventual derrota de los conservadores en las próximas elecciones.

Corbyn se define como pacifista y republicano. Ha participado en diferentes campañas contra la guerra y de solidaridad con Palestina. Tuvo un activo papel en el intento de juzgar al dictador chileno Augusto Pinochet cuando fue detenido en Londres. La sola victoria de Corbyn en las elecciones internas del partido laborista significo que miles de ciudadanos solicitaran su ingreso a ese partido, esperanzados en un cambio de orientación a su política neoliberal.

Otro tanto, ha ocurrido con la sorpresiva campaña electoral del senador Bernie Sanders en las internas del Partido Demócrata que lo ha colocado en segundo lugar detrás de la candidata del presidente Obama, Hillary Clinton.  Sanders, se considera un político social demócrata, lo cual es mucho decir en Estados Unidos. En la lógica de ese país, sus propuestas reflejan ideas avanzadas respecto de temas como la protección del medio ambiente y el cambio climático, el derecho a la educación y la salud, la desigualdad de los ingresos, el financiamiento y los gastos de las campañas electorales, su negativa a la disminución de los impuestos para los ricos propuesto por el presidente Bush, las libertades civiles y la crítica a la ley Patriota y el derecho a la privacidad de los ciudadanos.

Algunos analistas han afirmado, que independientemente de lo que pudiera ocurrir con Corbyn y Sanders, su discurso ha obligado a sus opositores a moderarse en algunas propuestas que han vertido con sentido retrógrado, dado el inusitado apoyo que han obtenido en importantes sectores de la ciudadanía.

Finalmente, en Portugal, una alianza de los partidos Socialista, Comunista y el Bloque de Izquierda llevaron a la caída del gobierno de derecha en ese país ibérico. La nueva coalición sustentó su acuerdo en el logro de consensos respecto del fin de los recortes impuestos por la troika conformada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional  y la vuelta al escenario económico de 2011, cuando el gobierno de la derecha aprobó importantes recortes en las pensiones y los salarios. Algunos de los puntos acordados para formar gobierno son el aumento de las pensiones, el complemento de las rentas mínimas para jubilados, el fin de los recortes  a los salarios de los funcionarios públicos y la reposición de un 25%  por cada trimestre de 2016, la elevación del salario mínimo, al reposición de cuatro feriados (dos laicos y dos religiosos) que habían sido suprimidos, el establecimiento de una jornada laboral de 35 horas semanales, reformas a la legislación laboral para beneficiar a los trabajadores, progresividad de los impuestos y deducción por hijos, reducción de la sobre tasa al impuesto a la renta, bajada del IVA y un impuesto a las herencias superiores al millón de euros, supresión de tasas de seguridad social a los que ganan menos, reforma de las tasas por servicios de salud, rebaja de la tarifa eléctrica aplicando una tarifa social a 500 mil familias de bajos recursos y anulación de las privatizaciones que estaban en marcha y fin de ellas a futuro. Todas medidas, de claro corte anti neoliberal.

Entonces, si estamos hablando de fin de ciclo, ¿a cual nos referimos? ¿no será más bien que no hemos sistematizado aquello que el presidente Correa llama el cambio de época y nos quedamos sin categorías para estudiar lo que está ocurriendo? Pero, más allá del debate académico, que no tuviera mayor importancia, si no estuviera en juego la vida de millones de ciudadanos, lo relevante es que no existen ciclos. La sociedad y la economía se rigen por leyes científicas que sin embargo, suelen ser manipuladas por oscuros intereses mediáticos de minorías. Mientras un “fin de ciclo” se presenta como terminal y catastrófico, el “otro” se oculta, se minimiza y se hace desaparecer. Así, se construyen falsos referentes en el cerebro de los ciudadanos, que los inducen a actuaciones políticas y sobre todo electorales acorde a la información que han recibido. Además, dicen que eso se llama democracia y “libertad de prensa”.

sergioro07@hotmail.com / Barómetro Internacional

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domingo, 15 de noviembre de 2015

Susana Martínez: Votar como sea, pero no por quien sea

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Que broma cuando pensábamos que lo habíamos visto todo, y que teníamos el sartén por el mango... entonces las gallinas se alborotaron. El cuento lo podríamos resumir una y otra vez, pero no es  tan fácil. Porque, vivimos en el país de las maravillas., donde  todos los días pasa algo novedoso. No nos asombramos si la reciente campaña electoral, esté llena de acontecimientos nefastos: saboteo de luz, difamaciones y muchísimas cosas más. Todo puede pasar.

La oposición por su lado, predica que Venezuela necesita un cambio, pero observo a Ramos Allup y juro que no entiendo el chiste.  Para los incrédulos,  ese cambio vendrá: con los anaqueles llenos de comidas,  con combos de libertad, guarimbas y lo que no puede faltar, la ración: Maduro renuncia. Así, de esta forma “hermano chavista”, usted que está  cansado  de  hacer colas, en enero verá una luz, a menos que María se la apague.

Por un momento,  tenemos que reflexionar, si llegasen a ganar las parlamentarias. ¿Por qué no? Eso es parte de una elección: se gana o se pierde. Pero, perder significaría  un total retroceso. Porque, tendríamos una oposición siendo mayoría, oponiéndose a todo lo que huela  a  revolución.  Aunque dé un poco de escalofrío,  imaginemos por un momento (no más) :  Ramos  Allup como  presidente de la asamblea, el matemático  Julio Borges y  la experta en petróleo Delsa Solórzano, ambos  como vicepresidentes. Quizás, vociferando: “con mis gallinas bachaqueras no te metas” en el hemiciclo de la Asamblea Nacional.  La verdad, que no es nada fácil, tal aberración.

Por lo cual, hoy más que nunca, no  podemos  confundir votar con botar (aunque tengamos gana). En fin, esta elección se debe votar como sea, pero no por quien sea.

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martes, 10 de noviembre de 2015

Sergio Rodríguez Gelfenstein: ¿Fin de ciclo? I

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Durante los últimos meses hemos sido testigos de un denodado esfuerzo de un grupo importante de estudiosos, investigadores, académicos y analistas para aportar a favor o en contra de la idea de lo que se ha dado en llamar “el fin de ciclo de los gobiernos progresistas” o la “restauración conservadora” como la ha denominado el presidente Rafael Correa.  Interesantes debates se han producido al respecto. Me da la impresión que la mayoría de las opiniones responden a una reacción defensiva mientras se obvia otro debate necesario y paralelo referido a lo que podríamos llamar “el fin del ciclo neoliberal al exterior de América Latina”. Esta semana hablaremos del primer proceso y dejaremos el segundo para la próxima.

Para comenzar, quisiera  exponer algunas reflexiones sobre la imagen que trasunta detrás del concepto de “gobiernos progresistas”. Para mí no es clara. La idea de progreso proviene del avance ideológico que supuso la superación del feudalismo y el adelanto que en el mismo ámbito condujo al Renacimiento y a la aceptación de la racionalidad moderna como superación del paradigma que aceptaba que el conocimiento provenía de la idea teológica del espíritu. Todo ello sirvió de base para que el paradigma del progreso fuera usado como soporte del capitalismo en sus fases de desarrollo más acelerado, en particular durante las revoluciones industriales que se asociaron a esa idea. En esa medida, el concepto “progreso” se vinculó a los “éxitos” que el capitalismo generaba y que se visualizaban como una evolución dialéctica en relación al sistema feudal.

La irrupción de la revolución rusa al entrar el siglo XX, conjeturó un nuevo debate acerca de la imagen del progreso. La posibilidad real de que el capitalismo fuera negado por el socialismo no fue aceptada como progreso sino como regresión. Las ideas socialistas eran presentadas a través de las mass media como sinónimo de conservadurismo. En esa medida, la “verdadera” revolución no se produjo en 1917 sino en 1989, teniendo como símbolo la caída del Muro de Berlín y la posterior desaparición de la Unión Soviética y con ello el fin de la guerra fría y el mundo bipolar. Por ejemplo,  a fines del siglo XX, se llegó a decir que la Revolución Cubana era expresión de “ideas retrógradas, anquilosadas y conservadoras” que no tienen sustento en el mundo que se vivía. Con ello se anticipaba la caída de Cuba y su apropiación por el imperio estadounidense.

El triunfo electoral de Hugo Chávez en 1998 y su asunción de la presidencia de Venezuela a comienzos del año siguiente inauguró una época que con el devenir de los años y las victorias en las urnas de otros líderes de la región condujeron a lo que, -a mi juicio erróneamente- se han dado en llamar “gobiernos progresistas”. En mi opinión, éste es un término tan ambiguo que “sirve para todo y no sirve para nada”.

Veamos algunos ejemplos. El lema de uno de los gobiernos más profundamente neoliberales que ha tenido América Latina, el del chileno Ricardo Lagos, quien apoyó el golpe de Estado contra el Comandante Chávez en abril de 2002 era “Progreso con igualdad”. Estos gobiernos de la Concertación, incluyendo el de la Presidenta Bachelet, sostenedores de un modelo neoliberal, con democracia restringida a las veleidades de la Constitución pinochetista, también han sido considerados como progresistas.

En el mismo contexto, el 10 de marzo de 2012 el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso visitó Venezuela para dar una conferencia por invitación el Banco Banesco. En dicho evento, afirmó “un país puede cambiar y entrar en una senda del progreso, no importa lo difícil con que se presenten las circunstancias presentes”.

En estos dos casos, pareciera, que la sola oposición a la derecha fascista bastara para ser catalogado como progresista, sin importar su soporte del modelo neoliberal y su subordinación a Estados Unidos.

Hoy, son dirigentes de Partidos Progresistas en América Latina, el neoliberal encubierto Mauricio Macri de Argentina, su amigo, el ambiguo Marco Enriquez-Ominami de Chile que juega a arañar votos  de la izquierda y la derecha, con discursos acordes en cada caso, a fin de llegar al gobierno, el  renegado Henry Falcón  en Venezuela con un discurso conciliador que ambiciona integrar a los indeterminados, engañando por igual a unos y otros, y el todavía alcalde de Bogotá  Gustavo Petro contra quien se volcaron todos los poderes visibles y fácticos pata impedir una gestión sana en la capital colombiana. ¿Es posible colocar en este marco tan turbio de “progresismo” a los gobiernos de América Latina y el Caribe cuya distinción es haber intentado una redistribución más justa del ingreso y ostentar una condición anti neoliberal, anti hegemónica y de defensa de la soberanía?, Lo han logrado en mayor o menor medida, han avanzado en dimensión superlativa, aquellos que han establecido mecanismos más profundos de participación y de construcción de poder popular.

En otro ámbito, se les exige a estos gobiernos, logros que son imposibles de obtener en los marcos en los que se ha desarrollado su gestión. Me da la impresión que en algunos sectores existe alguna confusión terminológica y al suponer que estas administraciones encarnan gobiernos revolucionarios en el marco de la guerra fría. A veces, estamos aprisionados por términos propios del mundo bipolar que no tienen cabida en el desarrollo de la política actual. En ese sentido, no es dable que un gobierno “revolucionario” se juegue su estabilidad y continuidad en elecciones en el marco estrecho de la democracia representativa y de un sistema económico mundial que sigue siendo capitalista. Los conceptos de izquierda y derecha no bastan para construir una correlación de fuerzas que se oponga a la hegemonía imperial, a la imposición de gobiernos neoliberales,  a la incorporación de millones de excluidos que han estado invisibilizados hasta hoy y a la imperiosa necesidad de salvar el mundo de la voracidad del capital que lo devasta y que destruye el medio ambiente. En esta lógica, nadie puede afirmar si Putin es de derecha o de izquierda, si lo es el gobierno de Irán o el de Siria, todos en primera línea de enfrentamiento a la expansión imperial. En otro ámbito, nadie podrá poner en duda que Raúl Castro sigue siendo un militante de izquierda  y un inveterado líder revolucionario, después que Cuba, tras una larga y heroica lucha, logró establecer relaciones con Estados Unidos y pugnar por la normalización de sus vínculos con la potencia imperial. Es evidente que los cánones de análisis del pasado, no nos sirven ahora para enarbolar las mismas  banderas justas de independencia, soberanía  y libertad que ondearon en momentos pretéritos.

Dialécticamente, las revoluciones son un paso adelante que niega un pasado de ignominia. Si ellas, se llegaran a desarrollar por ciclos no podrían caracterizarse en tal concepto. La idea estratégica del cambio revolucionario, la lucha por la independencia y la libertad no se juegan en elecciones por muy democráticas que estas sean, porque en el trasfondo, las elecciones son expresión de un sistema restringido que mide la política sólo en términos cuantitativos, Además, en la realidad de la América Latina de hoy, este propio sistema de democracia representativa ha sido mutilado cuando el papel de los partidos políticos lo han asumidos los medios de comunicación que representan intereses oscuros de poderes fácticos que no son elegidos por la sociedad.

¿Invalida esto, lo que se ha avanzado en el presente siglo? No, al contrario. La obtención del poder político por estos gobiernos ha creado condiciones para avanzar en el proceso de organización popular, de formación política y de toma de conciencia. Es indudable que los pueblos están hoy en mejor condición que al comenzar este siglo, para luchar por sus derechos. No es el progreso, lo que puede medir la característica fundamental de estos gobiernos, ni vivimos fin de ciclo alguno. Lo que hay son elecciones en las que cada cierto tiempo hay que medir las fuerzas. Hay retrocesos y avances, pero no se puede confundir sujeto político con sujeto electoral y el sujeto de la transformación de la sociedad es el político.

La correlación de fuerzas (que es un concepto mucho más amplio y completo) que el de medición cuantitativa en elecciones, ha avanzado positivamente, a favor de los pueblos, incluso si se llegaran a perder algunas elecciones en determinados países. Así, el proceso iniciado por el comandante Hugo Chávez en 1998, no tendrá retroceso. Las elecciones y la obtención de la victoria de las fuerzas populares en ellas, permiten colocar a grandes sectores de la sociedad en mejores condiciones para emprender la lucha por su liberación, pero no es la liberación en sí misma. La lucha política y la lucha electoral deben ir de la mano, pero sin dejar de entender que lo electoral es coyuntural, mientras que lo político es permanente.

Saber distinguir al enemigo principal, construir una correlación de fuerzas que lo aísle y debilite, establecer las más amplias alianzas bajo la hegemonía de los trabajadores y el pueblo son el ABC de la política que hay que poner en práctica en todo momento, incluyendo cuando se miden las fuerzas en los eventos electorales. Somos parte de una generación que tiene como responsabilidad salvar el planeta y avanzar en la construcción de una sociedad más justa y una vida mejor para las mayorías. Eso no depende de ciclos ni se puede hacer bajo la falsa bandera del progreso, que solo sirve para encubrir ideas ambiguas y engañosas.

sergioro07@hotmail.com / Barómetro Internacional

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miércoles, 21 de octubre de 2015

Ernesto Wong Maestre: El gran reto de los comunicadores

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Comenzó la campaña electoral para ganar los curules de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela y en estos dos meses que restan hasta el momento de expresar sus decisiones, los ciudadanos y ciudadanas serán no solo los protagonistas del proceso decisorio sino también las víctimas de campañas sucias por parte de los laboratorios mediáticos transnacionales, centrados en el uso de procedimientos psicológicos históricamente empleados por la CIA para desestabilizar gobiernos populares y métodos psicoanalíticos para generar conductas de rechazo hacia la Revolución Bolivariana.

La irracionalidad a la que apelan esos sectores de poder comercial y financiero los conduce a un verdadero auto suicidio como clase. Prefieren incrementar exacerbadamente sus ingresos a costa de acaparar las producciones para poder especular y elevar los precios. Con ello reducen el consumo y las posibilidades de crecimiento y fortalecimiento de sus propias empresas. Muchas de ellas quiebran, otras absorben esa demanda y se centraliza y concentra más el capital. Todo está generando consecuencias sociodemográficas, jurídicas y económicas que impactarán necesariamente en el tipo de soluciones que obligadamente deberá tomar la alta dirección de la Revolución.

Serán dos meses en que no cesarán ni por un minuto las acciones encubiertas (asesinatos selectivos, sabotajes, asaltos) e intervencionistas de todo tipo por parte de los adversarios antibolivarianos y de los actores imperialistas. Buscan impactar, sobre todo, en el electorado tradicionalmente dubitativo, apático y desinteresado en la democracia participativa y protagónica que cada vez más va arraigándose como principio político en la conciencia popular, lo que resulta preocupante para quienes pensaron que con la desaparición física del líder histórico Hugo Chávez se desestructuraría el poder revolucionario y el ideal independentista caería en el olvido.

Y lo que ha ocurrido es que con el desarrollo de todas las Misiones Sociales (de servicios y productivas), las articulaciones impulsadas desde la gestión del propio Presidente Nicolás Maduro, por toda la cadena de mando hasta las áreas y las coordinaciones en las instituciones públicas, se viene produciendo un resurgimiento cognitivo de la racionalidad dialéctica, como necesidad histórica, que es la mejor arma para interpretar (explicar y comprender) la realidad como totalidad concreta del proceso de transformaciones sociales revolucionarias.

No es una totalidad limitada a los escollos y problemas por los que transitamos sino que la totalidad, como diría Karel Kosik, también incluye los logros de la Revolución, los nuevos valores gestados en las grandes masas poblacionales, los nuevos cuerpos de conocimientos filosóficos, políticos, jurídicos, así como el intenso desarrollo de las llamadas unidades psíquicas estructurales de naturaleza metacognitiva (con funciones de autoestima y autocontrol) de todos los seres humanos, bolivarianos y chavistas o de aquellos que aún están en tránsito de convertirse en alguno de ellos.

Si todos los comunicadores sociales, incluidos periodistas, conductores de programas, voceros de la Revolución a todos los niveles y los propios candidatos de la Patria, comprenden a fondo la realidad como totalidad concreta, la pudieran describir y/o explicar creativamente a los sectores populares en los que descansa el desenlace electoral y ellos pudieran interpretar mejor la realidad y desechar por falsa esa pseudo concreción que presentan los medios privados y transnacionales, interesados en confundirlos para que ellos opten por el fracasado capitalismo.

La elevación de la autoestima, del auto reconocimiento y del nivel de autocontrol de la personalidad bolivariana, como reguladora del comportamiento revolucionario o en proceso de tránsito, han creado nuevas condiciones psicológicas de autodefensa para impactar en las decisiones personales el 6D; sin dudas de ningún tipo, porque la opción revolucionaria socialista seguirá marcando la pauta y la direccionalidad en Venezuela hasta la victoria siempre.

Email: wongmaestre@gmail.com/  www.profewong.blogspot.com

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