El decreto ejecutivo y la “carta al presidente de la Cámara de Representantes” del Parlamento estadounidense, emitidos ambos por el presidente de Estados Unidos de Norteamérica, Barack Hussein Obama el pasado 9 de marzo, configuran no solo una agresión más del imperialismo contra la Patria de Bolívar y Chávez, representan un salto cualitativo en la escalada de las fuerzas reaccionarias de Venezuela y el mundo contra la Revolución Bolivariana.
Apoyado en una serie de mentiras en torno a nuestro gobierno y nuestra Revolución, el señor Obama presenta un cuadro catastrófico y nos pone ante el mundo como un Estado forajido para justificar cualquier intervención, incluso militar, en nuestro país. Ponernos como “una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos” y en virtud de ello declarar la emergencia nacional, libera las amarras legales de la Administración gringa para desarrollar una escalada agresiva contra nosotros.
Con este paso que acaba de dar el Gobierno de EEUU, se pone al frente, asume la vanguardia de la derecha nacional e internacional para destruir la Revolución y en tal sentido va a dirigir de manera descarada, sin disimulo, la política y las acciones de las fuerzas de la contrarrevolución. Al mismo tiempo, abre las puertas a una intervención militar contra la Patria, que pudiera estar antecedida o combinada con un bloqueo económico, como lo evidencian los antecedentes históricos (Irak y Libia, entre otros) en los que el Gobierno de EEUU declaró la emergencia nacional ante amenazas “inusuales y extraordinarias”.
Este es un tiempo de definiciones. En este momento de la Patria no se puede ser neutral, se está con la Patria, la independencia nacional y la soberanía, o se está con el imperialismo y sus lacayos. Como se ha hecho evidente en esta semana, la mayoría del pueblo y de los pueblos del mundo estamos con la Patria, la soberanía, la independencia nacional y venceremos.
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