viernes, 20 de marzo de 2015

Luis Agüero Wagner: El riesgo que Venezuela invada Estados Unidos

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La absurda declaración estadounidense respecto a Venezuela recuerda los episodios más ridículos en la historia del imperialismo

Recordaba Eduardo Galeano una alocución disparatada del ex presidente norteamericano Ronald Reagan, quien para justificar su injerencia en Centroamérica en tiempos de la revolución sandinista, apeló a un gráfico animado que progresivamente se iba tiñendo de rojo desde el sur hacia el norte. Reagan pudo demostrar, a través del mismo, que Nicaragua iba a invadir Honduras, Guatemala, México y finalmente los Estados Unidos vía Texas.

Lo cierto es que el ataque nicaragüense nunca se produjo, y la “amenaza sandinista” demostró ser pura retórica justificativa, algo que no siempre fue necesario para los imperialistas. Recuerda Noam Chomsky que sin apelar al fantasma de la “amenaza soviética”, Washington había invadido Haití y otros pequeños estados en años previos a la revolución rusa.

Bajo el mismo gobierno de Reagan, se había descubierto que Granada era también una amenaza para Estados Unidos, aunque su ejército era menos numeroso y peor equipado que las fuerzas policiales de Nueva York.

Si hoy el presidente de Venezuela Nicolás Maduro decidiera ordenar una invasión del territorio norteamericano por las Fuerzas Armadas bolivarianas, no sería, ciertamente, el primero en concretarla.

En la oscuridad del principio de la mañana del 9 de marzo de 1916, guerrillas de la Revolución mexicana bajo el mando del general Francisco "Pancho" Villa atacaron en Nuevo México un pequeño pueblo fronterizo y campamento del ejército denominado Columbus, el mismo sitio que es ahora el Parque Estatal Pancho Villa. Desde 1812, en que los Estados Unidos de América fueron invadidos por contingentes británicos, jamás habían sido atacados en su territorio continental por nadie hasta entonces

Cuando el sol subió esa misma mañana, el centro de Columbus, Nuevo México era una verdadera ruina entre humo y llamas. La noticia del ataque de Pancho Villa en el pueblo se difundió por el telégrafo, sirviendo de encabezado para todos los periódicos de Estados Unidos. El campamento Furlong, el fortín militar de Columbus, pronto hirvió con la actividad como las tropas frescas que llegaron por tren y el ejército americano pronto invadió México superando a su contraparte con creces, dado que ingresarían 400 millas en territorio soberano de su vecino del sur, sin éxito.

A pesar de estos antecedentes, una hojeada sobre el comportamiento de la contraparte del presidente Maduro, los hace mucho más probables agresores que agredidos.

El mismo México había sido invadido y mutilado en 1846 por Estados Unidos, que esgrimía como único derecho la doctrina del Destino Manifiesto. Pocos años después EUA intervendría cuatro veces en Nicaragua: En 1850, 1853, 1854 y 1857.

En 1856 se produjo la primera de las cinco intervenciones de Estados Unidos en Panamá, y en 1898 la guerra que desató con España le permitió apoderarse de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. En 1903 Washington envió diez barcos de guerra para respaldar una rebelión en Panamá, y en 1904 sus agentes financieros se apoderaron de las finanzas de República Dominicana.

En 1905 ayudaron al dictador mexicano Porfirio Díaz a controlar una huelga en Sonora, y en 1905 tropas norteamericanas irrumpieron en Honduras. Solo fue la primera de cinco veces.

En 1906 ocuparon Cuba para quedarse por dos años, para volver en 1912 para contrarrestar una rebelión de azucareros. En 1907 intervinieron en Honduras para establecer una guerra entre este país y Nicaragua.

En 1914 Estados Unidos invadió y ocupó Veracruz, derivando los sucesos en la renuncia del presidente mexicano Victoriano Huerta. En 1915 los marines ocuparon Haiti y se quedaron hasta 1934. Por esa época, el presidente de Haití fue sacado del Club de Oficiales estadounidense en Puerto Príncipe, por ser negro como el actual presidente Obama.

En 1918 los marines ocuparon la provincia de Chiriqui, en Panamá, y en 1925 la misma ciudad de Panamá para romper una huelga e imponer “el orden”. En 1926 fue de nuevo turno de Nicaragua.

Hacia 1929 establecieron su propia academia militar en Nicaragua, y en 1932 enviaron barcos de guerra hacia El Salvador para colaborar con la represión local, que dejó ocho mil muertos. Por esa época los intereses petroleros de Wall Street, agitados por la gran depresión, inspiraron y sufragaron una guerra entre Paraguay y Bolivia por el Chaco Boreal.

En 1934 colaboraron para asesinar a Sandino en Nicaragua, y en 1941 ayudaron al derrocamiento del presidente panameño Arias, colaboración reconocida por el mismo secretario de Guerra norteamericano Henry Stimson.

En pocos años vendrían otros ejemplos emblemáticos como el derrocamiento de Arbenz, la caída de Perón o el inicio del sabotaje a la revolución cubana, tras su triunfo en 1959, y un largo etcétera, etcétera, etcétera.

Autoridades venezolanas señalaron al respecto esta semana , en el lanzamiento de una campaña mundial que busca la derogación del decreto que consideran preludio de invasión de Estados Unidos, que “de los 21 países latinoamericanos 14 han recibido la acción violenta de EE.UU” en tanto Venezuela nunca agredió a otro país en toda su historia”.

A pesar de ello, una orden ejecutiva de la Casa Blanca firmada el pasado 9 de marzo, declaró a Venezuela motivo de “emergencia nacional” dado que amenaza de manera "inusual y extraordinaria" a la seguridad nacional de Estados Unidos. Las expresiones recuerdan demasiado fielmente a la supuesta invasión de Estados Unidos por Nicaragua que Reagan imaginó tres décadas atrás para intervenir en Nicaragua.

Quienes desde monopolios mediáticos latinoamericanos insisten en satanizar a Venezuela, deberían tener en cuenta que las bombas de uranio empobrecido podrían también caer cerca de ellos.

Si eso tuvieran claro, podrían empezar a tener en cuenta las advertencias de la Venezuela bolivariana y de la historia, después de todo, la libertad de expresión es por encima de todo permitir la libre expresión de los puntos de vista que nos disgustan.

Como sabiamente lo expresa Noam Chomsky, si no creemos en la libertad de expresión para la gente que despreciamos, no creemos en ella para nada. @Drayfusard

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