Aplaudir sería vendepatria, incluso para gente que cree que la patria pasó de moda
Henrique Capriles Radonski y la Mesa de la Unidad Democrática
intervinieron tarde y patéticamente en el debate sobre el tema de la
orden ejecutiva del emperador Obama. En un asunto de tanta
trascendencia, el contumaz candidato presidencial opositor se limitó a
enviar tuits, cual nerd adolescente; mientras la alianza antichavista
emitió un triste comunicado en el que intenta, como dice un refrán,
nadar y al mismo tiempo cuidar la ropa.
Veamos primero el caso de
Capriles. Con su típica falta de densidad (¡ah muchacho
pa'superficial!, podríamos decir, parafraseando al comandante Chávez),
este dirigente emitió su opinión a través de la red social, diciendo que
Estados Unidos, en realidad, había sancionado a "unos enchufaos". De
ese modo se hizo solidario con la condena arbitraria, a priori, sin
juicio previo y fuera de jurisdicción de siete compatriotas, entre ellos
altos oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. También se
hizo cómplice de un claro intento de una potencia extranjera de
chantajear a uno de los poderes públicos nacionales, al pretender
sancionar a una fiscal del Ministerio Público por estar en desacuerdo
con las acciones que ella ha tomado en el ejercicio de su cargo. Con
frasecitas vacuas tipeadas en su teléfono inteligente (bueno, al menos)
cohonestó el derecho que EEUU se arroga de juzgar en forma sumaria y sin
derecho a la defensa a cualquier ser humano del planeta. Es un motivo
más que suficiente para preguntarse si este señor será en verdad abogado
de la República.
Pero, más allá de eso, Capriles pretendió en
sus "declaraciones por Twitter" (¡válgame Dios!), rehuir el análisis de
la parte sustantiva de la medida tomada por el emperador Obama, que es
la calificación de Venezuela como amenaza inusual y extraordinaria para
la seguridad nacional de EEUU y la consiguiente declaratoria de una
emergencia nacional en todo el territorio de la nación norteamericana.
¿Será que Capriles, acostumbrado al ritmo de los 140 caracteres, no leyó
esa parte de la carta de Obama porque nadie se la mandó por tuit? ¿O
será que no le parece un asunto de suficiente monta como para que lo
comente un individuo que ha sido dos veces candidato presidencial y
sigue empeñado en ir por la tercera?
En descargo de Capriles,
cualquier persona benévola podría decir que el espinoso tema lo agarró
de sorpresa y por eso el primer día le dio un mateo. Bajo esa hipótesis,
ya el martes o el miércoles, debería haber agarrado mínimo o, al menos,
podría haberse sentado a hablar con sus asesores geopolíticos, gente
muy sabihonda en materia de política exterior que hay en la oposición y
sus alrededores. Pero esto no ocurrió. En los días sucesivos continuó
desestimando la parte medular de la decisión del hombre que tuerce
brazos y tratando de demostrar su ingenio con preguntas a Nicolás sobre
las colas, la leche y el papel tualé.
Para el opositor silvestre
esta forma de reaccionar de su líder máximo (aunque, en la misma carta,
¡entérate, Henrique!, el presidente de EEUU dijo que era Leopoldo López)
tiene que ser desconcertante, por decir lo menos. Cierto es que una
buena cantidad de opositores se parecen a él y, por tanto, se sienten
representados y hasta le ríen los chistes. Pero muchos más (ojalá, por
el bien del país) quisieran que su principal dirigente, alguien que
aspira a ser jefe de Estado, supiera entender la diferencia entre un
tema ridiculizable y otro que amerita una respuesta de fondo, aunque sea
por una vez en la vida.
Mientras tanto, la MUD -luego de
quedarse muda el primer día- apareció con un comunicado en el que
intenta aparecer como nacionalista pero sin correr el riesgo de que el
imperio les pinte un ave y no precisamente de la paz. Es lo que suele
llamarse "un texto cantinflérico", con el perdón de Cantinflas, que era
un tipo genial. Niega que Venezuela sea una amenaza para EEUU o para
cualquier otro país, pero no por eso critica el desproporcionado ukase
de Obama, que así lo declara, sino que se las arregla para atribuirle la
culpa de la arbitrariedad gringa al gobierno venezolano.
Mi
amigo el Estrangulador de Urapal opina que tanto Capriles como la MUD
están atrapados en sus propias redes (y no precisamente las sociales),
pues se han pasado quince años clamando por la intervención extranjera y
ahora, que está en vías de concretarse, mal pueden simular que están en
desacuerdo. Sin embargo, tampoco pueden -aunque quisieran hacerlo-
aplaudir a rabiar ni mucho menos gritar "¡te queremos, Negro!" (como en
aquel abril) porque eso sería excesivamente vendepatria, incluso para
gente que cree que la patria pasó de moda. Saben que en la oposición hay
una considerable porción de gente que es antichavista furibunda, pero
no antivenezolana, gente que está disociada, pero no lo suficientemente
loca como para desear que nuestro bello país termine como Afganistán,
Irak, Libia o Siria.
clodoher@yahoo.com / Fuente: ElUniversal
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