Eduardo Galeano fue un gran escritor, pero para ser un gran escritor hay que ser, entre otras cosas, un gran lector, un apasionado de los libros y la lectura, un militante de las letras y una persona que ha logrado “detectar” y seguidamente ingresar a la dimensión divina del lenguaje, comprometiéndose con sus posibilidades y su locura; y el maestro Hughes fue todo eso y más aún.
Fue, y ese fue su secreto, alguien que comprendió la importancia de escuchar a la gente, el placer fructuoso de la charla fluida y armónica, el poder de la conversación; “Ser culto es saber escuchar”, dijo una vez.
Borges, otro maestro, en una ocasión dijo que escribir vastos libros era un “desvarío laborioso y empobrecedor”, palabras con las que tal vez quiso decir que su verdadera pasión, que su verdadero gozo, su actividad enriquecedora y vital, fue siempre la lectura de esos vastos libros. Sin embargo, el delirio y la “pérdida pasajera de la razón” de la que habla el diccionario para definir “desvarío”, puede ser también algo que nos pasa cuando leemos algunos libros.
Galeano fue un lector riguroso y voraz, una suerte de bibliómano en cuyo espíritu confluyó el bibliotecario medieval, el escritor de espíritu renacentista, el profesor autodidacta, el intelectual comprometido y el periodista nuestro-americano de pluma estilizada y combatiente. Por todo esto, en el Día Internacional del Libro Venezuela le rindió tributo con la lectura colectica de sus obras.
La efeméride internacional sobreviene a pocos días de la desaparición física del escritor, y en varias partes de la ciudad de Caracas, además de plazas y comunidades de los 23 estados del país, se realizó “un día de lectura en honor a Galeano”, ocasión en la que el Gobierno nacional distribuyó alrededor de 20 mil ejemplares del libro Eduardo Galeano, el cual recoge una selección de textos del autor de Las venas abiertas de América Latina, informó la Agencia Venezolana de Noticias.
Sin duda, Galeano nos deja un legado literario poderoso, dotado de belleza y de una inestimable y natural fuerza descolonizadora. Como en el caso del Comandante Chávez, el legado profundo de Galeano el Calibán, auténtico ejemplo de escritor hibrido latinoamericano, está ahí a nuestro alcance. Estudiémoslo, y démosle continuidad.
@MauroGonzag
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