Pasó Eduardo Galeano al otro lado del espejo. Junto a Alicia persigue al conejo de la revolución, que corre, porque se le hace tarde para llegar a tiempo a la hora de los pueblos.
Desde el espejo observa Galeano las imágenes deformadas del mundo al revés, en cuya escuela “se educa con el ejemplo, dictando cursos básicos de injusticia, racismo, machismo, miedo, vicios inútiles, impunidad, exterminio, consumo, incomunicación, traición y delirio”.
Sabe Galeano que en estos tiempos ya no hace falta atravesar ningún espejo para descubrir el mundo patas arriba: “basta con asomarse a la ventana”.
-¡Vayan pasando, señoras y señores! -pregona El Sombrerero Loco del Capitalismo- vean al Bufón Imperial sentado en el trono del rey, sientan el aliento de Lucifer nublando el libre mercado, brujos mediáticos, saltimbanquis políticos, dragones financieros y vampiros raspacupos. ¡Pasen adelante!.
Hacen cola para disfrutar del espectáculo los exterminadores del planeta, los defensores de la sociedad de consumo y los firmantes de decretos que ordenan quemar todos los libros de historia, sobre todo los que condenan su historia.
Del otro lado del espejo se le otorga medalla al bachaquero y se castiga con el desprecio al nuevo vecino de la Misión Vivienda, se recompensa al periodista sin escrúpulos que edita un video que oculta lo que pasó y muestra lo que jamás ocurrió, se gratifica al depredador de la naturaleza que arrasa un bosque para construir un centro comercial.
Por suerte, Alicia y Galeano tienen el brebaje que los volverá gigantes y ambos saben que la caída de “Humpty Dumpty” es solo cuestión de tiempo.
Eduardo Galeano
Fuente: Psuv.org.ve
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