Dice un refrán que imitar lo bueno no puede ser malo, y el ejemplo dado por la república bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, no puede ser menos que digno de ser imitado por su par paraguayo, Horacio Cartes.
La Fiscalía venezolana informó hace unos días que decretó prisión provisional para el alcalde mayor de Caracas, Antonio Ledezma, detenido por servicios de inteligencia por incurrir en una intentona golpista y de quiebre institucional.
El mismo presidente Nicolás Maduro, en una cadena nacional, anunció que la detención se produjo por orden de la Fiscalía y que el alcalde será procesado por “delitos cometidos contra la paz del país”.
Maduro mencionó que Ledezma está implicado en la masacre de estudiantes conocida como el ‘Caracazo del 27 de febrero de 1989’ y que participó en el golpe de Estado contra el ahora fallecido mandatario Hugo Chávez.
Como es costumbre en Paraguay, la prensa subsidiada por la embajada norteamericana, pretendió tergiversar los hechos presentando al detenido como un “preso político”, con escasa repercusión en la ciudadanía y el mundillo político. El debate al respecto en el Congreso paraguayo no logró concitar expectativa alguna y fue pospuesta una toma de postura, sin generar pasiones.
A diferencia de su homólogo de Caracas, el Lord Mayor de la capital paraguaya goza de una total impunidad, y ha maniobrado para dejar sin efecto todas las denuncias en contra suya, logrando que lo juzgue el Tribunal de Cuentas y no la Contraloría.
Con este ardid, sumado al rumor de que cuenta con el “total respaldo” del presidente Horacio Cartes, ha logrado garantizar su impunidad.
Según ha denunciado hasta el hartazgo la prensa, Arnaldo Samaniego ha destrozado la ciudad de Asunción con su negligente administración. Y no sólo eso, ha convertido en un negocio mantener la ciudad llena de basura, con sus calles destrozadas y sus espacios públicos en la ruina.
En el tratamiento de basuras, ha sido tan incapaz que pestes decimonónicas volvieron a azotar a la población de la misma capital. Imitando al emperador Calígula, dispuso rendir honores a los caballos de su cuñado, llevando adelante el primer asfalto para equinos del que se tenga noticia.
Cual Nerón tocando la lira mientras Roma ardía, atribuyó un incendio del principal mercado municipal de la ciudad a un “mensaje divino”. Inmediatamente, esgrimió un plan para “remodelar” dicha zona comercial sobre las humeantes ruinas, como si hubiera adivinado que se produciría el siniestro.
Según algunos concejales, inutilizó ex profeso la flota de camiones recolectores de su propia municipalidad en su afán de privatizar el servicio, e intentó lotear las zonas palúdicas de la ciudad o “bañados”.
La mala señalización, el caos provocado en el tránsito, los baches y basurales se han convertido en el sello inconfundible de su desafortunada presencia al frente de la comuna.
Sobran, en fin, razones para que Horacio Cartes ponga fin a tantos desmanes y se decida imitar a su par venezolano Nicolás Maduro, poniendo tras las rejas al actual intendente de Asunción. Con este noble gesto de justicia, sin duda posible, se ganará entre los pobladores de la capital paraguaya una duradera gratitud.
@Drayfusard
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