Maradona venía denunciando, mucho antes del reciente escándalo que ha producido el apresamiento de los directivos de la FIFA, los cuales convirtieron la federación en una organización delictiva, que estos funcionarios se las estaban arreglando para mantenerse vitaliciamente en sus cargos, pasando por encima de los reglamentos que establecen un período determinado para el ejercicio de sus funciones. Pocos quisieron escucharlo. Ya ven en qué terminó la cosa.
Todo propicia la eternización en los altos puestos: el poderío que da el manejo de grandes sumas de dinero, la posibilidad de elevar de rango a otros o de reemplazarlos, la facultad de asignar los contratos a empresas de su preferencia, la red de relaciones que se construyen y la influencia que pueden ejercer en los círculos de poder, la idea de que nadie más que ellos reúne la condiciones para dichos cargos y el convencimiento de que sin ellos todo se viene abajo; en fin, el estatus inherente a dichas posiciones. Todo ello propicia que se crea que “los que están” son los únicos que deben ocupar los elevados cargos, y que deben mantenerse allí de forma “vitalicia”.
De esos tuvimos bastante en la cuarta. Más que directores eran señores feudales en su señorío. Algo sabían del área: aunque fuese por ósmosis era natural que aprendieran. Alguna obra hicieron: con los recursos y el poder del cual disponían, aunque fuese por inercia algo salía. Eran los “Juan Peña” del Estado que nos hablaba Pedro Emilio Coll. Funcionarios sin mayor mérito, cada uno de los cuales se hace de la fama de que es “un genio tal vez, un hombre juicioso, sabio y profundo”. Cuando llegan a los altos empleos se sienten importantes y se hacen presuntuosos. Son lo que Manuel Vicente Romerogarcía llamó “nulidades engreídas, reputaciones consagradas”.
Estemos alerta. ¿Habrá “dictadores vitalicios” en nuestras instituciones? ¿Estaremos haciendo las contralorías financieras y éticas respectivas? ¿Aplicaremos en estos casos las 3R (revisión, rectificación y reimpulso) que nos recomendaba Chávez? ¿O tendremos que esperar que venga un Maradona y nos diga lo que, en algunos casos, ya sospechábamos?
Ciudad Ccs
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