Pretender invisibilizar el protagonismo del pueblo es uno de los errores más recurrentes de la derecha en su afán por impedir a como dé lugar el avance del proceso de transformaciones emprendido desde hace tres lustros por la revolución bolivariana en el país.
Suponer a estas alturas que no mencionar, o negar en los medios de comunicación privados y redes sociales, la participación de esa inmensa mayoría de venezolanos que se movilizan hoy en Venezuela inspirados por el ideario chavista de justicia y de igualdad social, es una estupidez que expresa ya no solo desespero en una oposición definitivamente incompetente en política para responder a esa incontrovertible realidad, sino definitivamente una severa perturbación de la psiquis de quienes puedan creer que esa de la negación forzada pueda ser una fórmula eficiente en una sociedad tan altamente concientizada como la venezolana.
Sin embargo, la derecha recurre indefectiblemente al expediente de falsear la verdad tratando siempre de empatar el juego apelando a los mismos argumentos que le ponen en evidencia en cada uno de sus persistentes fracasos. Tratar de endilgarle a la revolución la incapacidad para alcanzar el respaldo popular al que tan infructuosamente aspira el antichavismo, es hoy un tan burdo recurso de decadente manipulación que ya ni los neófitos en política se tragan.
Anhelan que la fuerza del medio privado de comunicación se imponga sin importar el tamaño del disparate con el que tuerzan la realidad que el país entero ve hoy con la más perfecta claridad a través del sistema nacional de medios públicos y de los cientos de medios alternativos y comunitarios que la revolución ha promovido durante más de 16 años. Parecieran no temer en lo más mínimo ni siquiera al más elemental sentido común y queman sus naves cada vez con más impudicia frente al país y al mundo.
El horrible festival de titulares y declaraciones disparatadas intentando negar el estruendoso triunfo histórico que significó la primaria del Psuv, usando las descalificaciones que solo pueden ser aplicadas a la grotesca farsa montada un mes antes por la MUD, más que un ejercicio de periodismo mercenario e inmoral es una demostración de desquiciada imbecilidad.
Es como tratar de esconder a todo un pueblo bajo la alfombra.
@SoyAranguibel / ÚN
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