sábado, 27 de junio de 2015

Susana Martínez: A llorar pal valle, Mendoza

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Hace un par días estuve en  una de esas colas, que producto de esta guerra económica me ha tocado hacer para adquirir algunos productos. Repito para los que aún  tienen duda: “guerra económica”.  Que por cierto, tengo la seguridad que tanto el gobierno como el pueblo estamos en la obligación de derrotar. Ese día estaban vendiendo dos clases de harinas precocidas; una de ellas es fácil de reconocer, pues tiene una cuña que parece que la harina llorara porque el  gobierno la tiene regulada (a Mendoza no le alcanzan los churupos), y la otra era la harina Venezuela. El vendedor nos indicó que podíamos comprar 4 de cada una. Por supuesto,  cumplí a cabalidad la sugerencia del amable señor. No obstante, me di cuenta que las personas se interesaban más en la harina llorona y no en la otra.

Pude abordar a varias personas para explicarle las bondades de la harina Venezuela. Ellas alegaban que esta última era una harina dura, pero les  respondí que la harina llorona también. Bueno la cosa no terminó ahí, ellas argumentaron que yo estaba en lo cierto, inclusive  me dieron hasta tips para suavizarla. Con mucha paciencia les dije que también lo hicieran con nuestra harina, pero mis explicaciones no las convencieron.

Esta situación me puso a reflexionar de como una marca de una manera arbitraria  puede adueñarse hasta de nuestra condición de elegir, y no bastando con eso, creando  una especie de lastima hacia ese producto. Dicho de paso esa empresa tiene varias cuñas que nos inocula que sin ellos no podemos vivir y por ende tenemos que ser sus súbditos a la hora de comprar.

Sería bueno revisar cuantas propagandas en tv, radio y prensa escrita, tenemos de los productos producidos por el gobierno revolucionario;donde  muestre las bondades de cada uno de ellos. Realmente  muy pocas,  esto nos puede servir de autocrítica, no podemos ser chavistas con estomago escuálido. Por eso, se hace imperioso que promuevan nuestros productos. De esta forma un pueblo informado es difícil que lo controlen,  manipulándolo a adquirir un producto, cuando tenemos opción de escoger varias marca. Si esto es así, ganaremos esta guerra económica. Y podremos decir: “A llorar pal valle,  Mendoza”.

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